Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


1544
Legislatura: 1893-1894 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 25 de junio de 1894
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 163, 5175-5177
Tema: Discusión de los tratados pendientes de ratificación celebrados con varias Potencias y especialmente del hispano-alemán

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Quiere saber el Sr. Vallés y Ribot, no por S. S., sino por las necesidades en que se encuentran la industria y la producción nacionales si el Gobierno está dispuesto (a ver si he entendido bien la pregunta) a no aconsejar la suspensión de las sesiones de Cortes, hasta tanto que se hayan discutido por los Cuerpos Colegisladores los tratados de comercio pendientes todavía de ratificación, y muy especialmente el tratado con Alemania. ¿Es esta la pregunta? (El Sr. Vallés y Ribot: Esa es la pregunta.) Pues yo voy a contestar de una manera terminante y explícita.

El Gobierno está dispuesto a no aconsejar la suspensión de sesiones de Cortes mientras no puedan ser discutidos todos los proyectos de ley que tiene presentados, pero muy especialmente los tratados de comercio: primero, porque a eso le obligan los compromisos que con otros Gobiernos tiene contraídos; segundo, porque los cree grandemente beneficiosos para la producción nacional, en todas sus diversas manifestaciones, y, sobre todo, porque esta incertidumbre, estas dudas, esta paralización, son más funestas para todo lo que significa trabajo y producción en nuestro país que los tratados más funestos.

De manera que, ya lo sabe el Sr. Vallés y Ribot. Cuente S. S. y cuenten los intereses que se lastiman de la situación en que están, con el deseo y el propó-[5175] sito del Gobierno de continuar aquí, aunque sea hasta el año que viene, para discutir estos proyectos de ley. Pero el Sr. Vallés sabe bien que en asuntos parlamentarios no bastan los deseos del Gobierno, ni siquiera la voluntad de la mayoría en auxilio de estos deseos (El Sr. Vallés y Ribot pide la palabra); que se necesita, además, si no el apoyo, por lo menos la aquiescencia de las oposiciones. Su señoría figura dignamente en una de ellas importante; que esa oposición le ayude y contribuya a que le ayuden las demás oposiciones, y yo respondo al Sr. Vallés y Ribot de que estaremos aquí hasta que los tratados sean discutidos y aprobados, o rechazados, que para eso están las Cortes en su derecho; pero, por lo menos, para que sean discutidos.

Yo no puedo decir más al Sr. Vallés y Ribot; pero me parece que mi respuesta no puede ser más terminante, y me alegraría de haber satisfecho completamente a S. S.

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Presidente del Consejo de Ministros tiene la palabra.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Cuando yo demandaba el auxilio, y si no el auxilio, por lo menos la aquiescencia de las oposiciones, no me refería a esa aquiescencia y a ese auxilio a que ha aludido el Sr. Vallés y Ribot. Aquí podemos estar reunidos todo el tiempo que sea necesario para discutir y aprobar o desaprobar los proyectos de ley presentados, pero es a condición de que nuestra permanencia aquí haya de ser fructífera; porque, ¿qué voy a conseguir ni qué va a conseguir el Gobierno con decir que las Cortes seguirán reunidas todo el verano hasta que esos proyectos se aprueben, si las minorías por un lado empiezan a marcharse, y por otro nos piden votaciones nominales con el fin de que, no habiendo número suficiente de Sres. Diputados para tomar acuerdos, no puedan aprobarse ciertos proyectos? El resultado sería que de esa manera no podríamos marchar. A esa aquiescencia, pues, me he referido yo anteriormente.

Por lo demás, en cuanto a que las minorías discutan más o menos, claro está que a eso no me podía yo referir, porque en su derecho están las minorías discutiendo lo que tengan por conveniente y proponiendo todo aquello que les parezca justo como medio de defender los intereses generales del país, cuando de estos asuntos se trate.

Pero dice S. S. que, llegado ese caso, si las minorías se exceden, ahí está la mayoría, que puede hacer contra la minoría que se exceda, lo que hizo con la minoría republicana.

Pues bien; ya sabe S. S. el disgusto que nos costó el hacer con SS. SS. lo que entonces se hizo, y si cada vez que la mayoría tenga que apelar a ése, que es un derecho, como S. S. acaba de reconocer, nos [5176] ha de costar un disgusto tan grande como el que nos costó en aquella ocasión, yo le digo a S. S., con franqueza, que no me encuentro con fuerzas ni con ánimo para aconsejar a la mayoría que haga por segunda vez lo que hizo la primera.

Ese ejemplo me hubiera servido a mí contra la minoría conservadora o contra cualquiera otra que procediese como procedió la minoría republicana, si aquello no hubiera tenido las consecuencias que tuvo; pero si cada vez, repito, que la mayoría extreme su derecho en respuesta y en defensa contra el extremo del derecho de las oposiciones, nos va a pasar lo que entonces nos pasó, si vamos a estar constantemente con retraimientos y no retraimientos, yo le he de decir a S. S. que de esa manera no se puede vivir.

Yo no tengo inconveniente en aconsejar a la mayoría, pero aconsejándole al propio tiempo también mucha prudencia y grandísima moderación, que cuando se dé el caso de que las minorías traten de negarle su derecho, que no dejen ahogárselo y que hagan uso del suyo, cueste lo que cueste, si está dentro del Reglamento; pero a condición de que las minorías respeten también el derecho y la autoridad de la mayoría cuando el derecho se ha ejercitado, y de que no tomen las resoluciones que la minoría republicana tomó entonces (El Sr. Salmerón: En uso de su derecho), y que el mismo Sr. Vallés y Ribot ha declarado que la tomó sin razón alguna. (El Sr. Azcárate: ¿Cuándo ha declarado eso?) Me parece que lo ha declarado cuando ha dicho que la mayoría debía apelar a ese recurso contra la minoría conservadora. (El Sr. Ballesteros: Ha querido SS. SS. no tengan dos patrones: uno para nosotros y otro para los conservadores.) Bueno, pues entonces estamos conformes, pero dígame el que me ha interrumpido: ¿es que el partido conservador va a tener también diferente patrón que el que tuvo la minoría republicana? Porque si cuando la mayoría proceda con el partido conservador como procedió con el partido republicano, se nos va aquél a marchar también incomodado como se marchó la minoría republicana, entonces yo le digo a S. S. que así no se puede vivir. Yo lo que deseo es que las minorías ayuden al Gobierno no poniéndole dificultades en la marcha parlamentaria con votaciones innecesarias, con apelaciones al número, también innecesarias, y con otra porción de recursos parlamentarios, contra los cuales no tiene medios el Gobierno, porque si el Gobierno los tuviera los emplearía; pero los Reglamentos de las Cámaras son de tal naturaleza, y no me pesa, que por eso son escudos de la libertad parlamentaria más amplia que hay en ningún país; pero en cambio resulta que el Gobierno no tiene medio ninguno contra los preceptos reglamentarios ni tampoco contra ciertas prerrogativas parlamentarias, y haciendo uso de ellas se dificulta la acción del Gobierno, y éste no puede marchar con aquel desahogo que sería necesario para poder aprobar los presupuestos y todos los proyectos de ley que ha presentado.

Que las minorías no me pongan dificultades, y yo aseguro al Sr. Vallés y Ribot que aquí estaremos hasta que se discutan todos los proyectos de ley presentados, que, como haya buena voluntad, a mediados del mes que viene estaría todo concluido, pero si no hay buena voluntad, o deseo por lo menos, si no de ayudar al Gobierno, de no ponerle dificultades, pasará el verano, no habremos conseguido nada, y será inútil obligar a los Sres. Senadores y Diputados a que pasen aquí los calores de la canícula, con detrimento de su salud. Pero el Gobierno está dispuesto a eso y a mucho más, siempre que sea fructífera su gestión. De manera que si el Sr. Vallés me asegura que, cualquiera que sea la cuestión, las minorías no han de poner al Gobierno aquellas dificultades que pueden ponerse dentro del Reglamento y de las prerrogativas parlamentarias, el Gobierno mantendrá abiertas las Cortes todo el tiempo necesario para dar vado a todos los asuntos que hay pendientes.



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL